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Miguel Andres Peres Padilla y Pariente

Varón 1775 - Sí, fecha desconocida


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  • Nombre Miguel Andres Peres Padilla y Pariente 
    Nacimiento 28 Sep 1775  Tucumán,Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Sexo Varón 
    Fallecimiento Sí, fecha desconocida 
    Notas 
    • http://www.genealogia.org.ar/Revista_bajar/Genealogia_Revista_22.pdf
      El Libro de Bautismo de Españoles de los años 1772 a 1782, de la
      Iglesia Matriz de Tucumán, registra a fojas 30 que el 4 de octubre de
      1775 el Cura Rector don Miguel Gerónimo Sánchez de La Madrid puso
      óleos y crisma a Miguel Andrés, de seis días, hijo legítimo de don
      Manuel Pérez Padilla y de doña María Rosa Pariente, "vecinos de esta
      ciudad", actuando como padrinos don José Figueroa y doña Andrea
      Moreno, también vecinos.
      Miguel Pérez Padilla, que así firmó, no usó el segundo nombre,
      Andrés, con el que recordaron a su abuelo paterno, y hacia el final
      de su vida veremos que es más y más conocido simplemente como "don
      Miguel Padilla", y así se han llamado hasta el día de hoy varios de
      sus descendientes.
      En 1801 es Alcalde de la Santa Hermandad y como tal pleitea con
      el mismo don Juan Silvestre de Heza y Helguero, a quien su padre
      sucederá como comandante de caballería.
      El 29 de noviembre de ese año contrae matrimonio con doña Joaquina García. Los testigos son de fuste, por su importancia en la so-
      ciedad tucumana y por la actuación que les cabría en el futuro: don
      José Ignacio Garmendia y el Dr. Domingo García (Catedral, L
      9
      3,
      F ° 54, dato remitido por el Sr. J. A. Corominas)
      e bis
      . El padre era
      don Juan García Cárdenas (o "de Cárdenas" como menos frecuentemente figura en los expedientes), español, nacido en 1732 en la villa
      de Huelva, arzobispado de Sevilla, hijo de Melchor García y de Ana
      Baesa de Cárdenas. Casó dos veces, la primera con Eugenia Indarte
      y la segunda con María Trinidad Carrasco, bautizada en Tucumán el
      23 de junio de 1754, hija de Francisco Carrasco y de Luisa de la Zerda
      y Alvarez de Toledo, nieta paterna del Capitán don Pedro Carrasco y
      de Isabel de Orrego, y bisnieta paterna paterna del Sargento Mayor
      Fernando Carrasco, nacido en la Villa de Tordesillas, Castilla la Vieja,
      y que vivió entre los años 1632 y 1725, y de Francisca de Aragón, tucumana, y tataraniet a de otro Pedro Carrasco y de Juana Samuell
      1 0
      .
      García Cárdenas tuvo en total diecisiete hijos y murió casi centenario el 20 de septiembre de 1829, pero sus yernos Hermenegildo
      R o d r í g u e z
      n
      y José Fermín Molina iniciaron su testamentaría diez
      años antes, por hallarse demente senil.
      Pleitos y Revolución
      Don Juan García Cárdenas ocupaba el cargo de Regidor Perpetuo
      desde que —por Real Cédula del 31 de julio de 1778— se aprobó la
      adquisición que hizo del mismo en la suma de doscientos pesos, en
      pública subasta.
      El 2 de octubre de 1804 García Cárdenas suscribió la escritura por
      la que renunciaba el oficio de Regidor XXIV a favor "de su hijo político el Capitán de Milicias don Miguel Pérez Padilla". Este se presenta ante el Alcalde de segundo voto expresando "que conviene a mi
      derecho levantar sumaria información en esclarecimiento de mi nacimiento distinguido, arregladas costumbres, aptitud y capacidad para la
      obtención de cualquier oficio concejil"
      12
      .
      Quizás don Miguel no imaginaba que lo que parecía una simple
      formalidad se convertiría en otro pleito y que sólo seis años después
      se lo admitiría en el seno del Cabildo, justo a tiempo para presidirlo
      cuando llegaran las noticias de la Revolución de Mayo.
      La información sumaria levantada contiene respuestas coincidentes. Don Miguel Viaña declara que ha conocido a los padres del pretendiente y a éste mismo y los tiene "por nobles sin raza alguna", que
      don Manuel ha obtenido "los empleos honoríficos de esta República y
      que a su hijo don Miguel lo han criado con la decencia y estimación
      correspondiente, quien asimismo ha obtenido el empleo de Alcalde de
      la Santa Hermandad". A don Pedro Antonio Zavalía le consta que el
      padre del candidato es "natural de los Reynos de España" y que ambos,
      padre y madre, son "de las familias nobles de la ciudad". Don José
      Drago coincide con los anteriores en cuanto a las calidades de los padres y la idoneidad del hijo. Acto seguido se agrega la partida de bautismo, a la que ya hicimos referencia.
      Los antecedentes pasan a la ciudad de Salta, donde don José
      María de Larramendi es designado apoderado de Pérez Padilla, pero
      entretanto alguna versión llegó a los oídos del Gobernador Intendente,
      quien resuelve que, sin perjuicio del mérito de la información producida, se oiga al Cabildo.
      Pérez Padilla recusa al Regidor Mayor Alcalde Provincial por
      ser su "enemigo capital". Pero los demás cabildantes no parecen estimar mucho al yerno del Regidor XXIV. Dicen que es "sumamente
      pobre, no se le conocen bienes ningunos ni giro que soporte una me-
      diana decencia, vive en casa de su Padre Político, que lo mantiene a
      él y a su familia, sin embargo de ser cortas las facultades de éste
      respecto a los muchos hijos que tiene, esto es público y notorio en
      este vecindario".
      La Junta de Real Hacienda, con el gobernador don Rafael de la
      Luz a la cabeza y a don Gabriel de Güemes Montero entre sus miembros, resuelve no admitir a Pérez Padilla al oficio de Regidor.
      Sin desanimarse, don Miguel propone nuevos testigos y más preguntas. Lo que está en cuestión es la "pobreza" del candidato, por lo
      que los testigos serán interrogados sobre si él y su mujer andan decentemente vestidos tanto en la casa de la ciudad como en la estancia
      que posee en Los Lules. También acerca de si en ese lugar tiene estancia bien poblada, con buena casa, ganados mayores y menores, que
      allí tiene sus ocupaciones "y vivo conchabado en labranzas de consideración y si con ellas mantengo mi decencia y familia". Otras preguntas
      versan sobre establecimientos donde Pérez Padilla mantenía cría de
      ganado, boyadas y caballada y una propiedad heredada de su madre
      junto al río de Arana "donde igualmente me he ocupado de labranzas". Comienza así una nueva ronda de testigos. El primero de ellos es
      el Notario eclesiástico, don Ignacio Bazán, luego comparece don Manuel
      Figuroa, al que sigue el doctor don Juan Bautista Paz, abogado de las
      Reales Audiencias, don Antonio Terri y don Francisco Figueroa. TodoB
      declaran en el sentido de las preguntas, y desmienten con ello que
      Pérez Padilla sea "sumamente pobre".
      Pero el Cabildo no se da por vencido. Severísimos son los términos
      de su presentación. El candidato tiene "genio soberbio e interesado",
      y que "en estado de indigencia a que estaba reducido Padilla, atendido a los sufragios que escasamente le puede suministrar su suegro"
      despierta esta reflexión con pretensiones de docta: "hombres absolutamente pobres de bienes no son admisibles al gobierno de una Repú-
      blica para no exponer a la venalidad sus votos". Al evocar su actuación
      como Alcalde de la Santa Hermandad dicen que "con sus violencias y
      capa de justicia hizo las mayores extorsiones a los naturales de esta
      jurisdicción, despojándolos de muchos bienes". Terminan advirtiendo
      que "sí por desgracia llegase a titularse Padre de la Patria gemirán
      los infelices y se turbará la Paz Pública". Suscriben el acta don Manuel
      Reboredo, don Francisco Monteagudo, don José Antonio Alvarez de
      Condarco.
      El gobernador intendente quisiera aún más pruebas, pero Pérez
      Padilla apela al Virrey. Su apoderado en la capital es su propio padre,
      quien sobriamente escribe: "la tacha de pobreza es imaginaria y que
      mi hijo posee los bienes suficientes para mantener el decoro del oficio,
      especialmente en una ciudad subalterna como la de Tucumán, donde
      no se necesita muchas abundancias para ser Regidor, sino que puede
      muy bien ejercer el cargo cualquier persona de medianas comodidades".
      La gestión del padre culmina con éxito y el 21 de octubre de 1808
      don Santiago de Liniers aprueba la renuncia de García Cárdenas en
      favor de su yerno, pero el nombramiento lo expide su sucesor, el último
      de los virreyes del Río de la Plata.
      El 24 de febrero de 1810 los cabildantes don Clemente de Zavaleta,
      don Bartolomé Aráoz, don José de Garmendia, don Juan Bautista
      Paz, don José Gregorio de Aráoz y don Simón Ruiz de Huidobro reciben el juramento del nuevo Regidor.
      Cuando Zavaleta pide licencia para ausentarse de la ciudad, los
      miembros de la corporación discuten acerca de quien debe ser legalmente depositario de la vara de Alcalde, concluyéndose que es al Regidor Veinticuatro por tener el oficio en propiedad. Es el 1 de mayo
      de 1810.
      El 11 de junio, como hemos visto, está reunido el Cabildo. Don
      Miguel Pérez Padilla lo preside. Con prudencia eluden los cabildantes
      una definición precipitada. Al fin y al cabo pueden ampararse en que
      San Miguel de Tucumán es una "ciudad subalterna". Que sea el gobernador intendente de Salta el que diga "lo que en tan críticas y apuradas
      circunstancias debe hacer esta ciudad".
      Los cabildantes tucumanos, que ya tenían en sus manos los despachos de la Junta de Buenos Aires, reciben un oficio del gobernador de
      Córdoba, fechado el 17 de junio de 1810, que invita a reconocer la
      Regencia de Cádiz. Pero de Salta llega la decisiva comunicación del
      gobernador, un hijo del país, don Nicolás Severo de Isasmendi. La
      suerte está echada.
      Nuevamente Pérez Padilla encabeza la firma del acta, mediante
      la cual, siguiendo la postura asumida por Isasmendi, reconocen el gobierno de Buenos Aires. La adhesión a la Junta se entremezcla con
      menciones al "adorado" don Fernando VII. Al decir de Sierra: "Nada
      de revolución, ni de nuevo orden, sino respeto por la legalidad y la
      superioridad"
      13
      . Un día más tarde, el abogado de las Reales Audiencias
      don Manuel Felipe de Molina es elegido diputado.
      El Regidor XXIV seguirá figurando en las actas del Cabildo a
      lo largo del memorable año de 1810. Con una onza de oro, equivalente
      a 17 pesos, contribuyó a modo de "donativo voluntario" (de lo que,
      sospechamos, tendría sólo el nombre) con destino a la expedición auxiliadora de Ocampo. No está entre los contribuyentes más fuertes, ya
      que Zavaleta aporta dos onzas de oro, Garmendia 40 pesos, lo mismo
      que Ruiz de Huidobro. En cambio Paz, el escribano don Florencio Sal
      y el alcalde de 29 voto don Bartolomé Aráoz están por debajo de la
      suma
      H
      .
      En 1812 participa en la elección de diputados, votando por el Cura
      Rector don Pedro Miguel Aráoz primero y por don Nicolás Laguna y
      don Juan Ramón Balcarce después.
      La supresión de los oficios concejiles en propiedad pone término
      al paso de Pérez Padilla por el Cabildo. Agreguemos que el edificio
      que fue escenario de esos episodios fue demolido en 1908. Un siglo
      antes poseía dos plantas, con ocho arcos. En su lugar se levanta la
      Casa de Gobierno, sobre la Plaza Independencia
      ir
      '.
      C o m i s a r i o de G u e r r a y s u s servicios a l a P a t r i a
      "En Tucumán salvóse no sólo la revolución argentina sino que
      contribuyó de u n a manera muy directa y eficaz al triunfo de la independencia" (Mitre, Historia de Belgrano, II, 129).
      E n t r e los tucumanos que pusieron su entusiasmo y esfuerzo junto
      al Ejército del Norte y a su ilustre jefe, se inscribe el nombre de
      don Miguel Pérez Padilla.
      Una tradición oral, y hasta una taza de la que habría bebido el
      procer, hablan de la amistad entre nuestro biografiado y el general
      abogado. Lo cierto es que en noviembre de 1816 don Miguel se dirige
      a Belgrano "con los más sumisos rendimientos de mi veneración".
      En su presentación
      1
      " decía: ..."desde los primeros movimientos de
      nuestra gloriosa Revolución desplegué los más religiosos sentimientos de
      amor a la Causa, de unión y concordia a la Capital, influyendo a toda costa
      en el reconocimiento de la Superior Junta Gubernativa que se instaló. Sucesivamente sostuve con energía y constancia la Justicia de nuestro común
      reclamo y sin arredarme los peligros del momento, hacía ostentación de mi
      comprometimiento. Me había casi desprendido de mis particulares atenciones
      para entregarme del todo a servicios de la P a t r i a . . . " .
      La nota que el general Manuel Belgrano luego elevó al Director Supremo está fechada el 1 de noviembre, concebida en los siguientes términos:
      "Exemo. Señor: Los documentos con que instruye su solicitud D. Miguel Pérez Padilla, y la constancia que fuera de ellos me asiste de su esmero y eficacia en las comisiones en que actualmente lo ocupo, me estimulan
      a recomendarla a la justificación de V. E. Bien es que no designe objeto
      pero en mi concepto será compensado adecuadamente con los honores de
      Comisario de Guerra o lo que sea del supremo agrado de V. E. Dios guarde
      a V. E. . . . Tucumán Noviembre 1 de 1816. (Fdo.) M. Belgrano."
      De costado figura esta resolución: "Expídanse Despacho confiriéndole
      honores de Comisario de Guerra". Lleva fecha 18 de noviembre. Figura luego
      el siguiente certificado: "Don Juan Ramón Roxas, Teniente Coronel y Comandante en Jefe del I
      o
      y 2
      o
      Escuadrón de Granaderos a Caballo. Certifico que habiendo venido con mi cuerpo al convento de Los Lules, por orden
      del Señor General del Ejército, el 11 de febrero; en la estrechez en que se
      hallaba la tropa, me vi obligado a construir algunos galpones y formar un
      hospital capaz de contener 100 enfermos, como así mismo un edificio para
      los diferentes talleres del cuerpo; y por las noticias que adquirí, confié la
      dirección de estas obras al vecino Don Miguel Pérez Padilla, quien no sólo
      ha desempeñado a satisfacción mía estas comisiones, y con el mayor desinterés, sino que en el abasto y cuidado que ha tenido de los caballos del Estado que han servido para la instrucción de mi tropa, ha manifestado el
      mejor celo y actividad, y para que conserve siempre un testimonio a que es
      acreedor de justicia, le doy éste, sin exigirlo el interesado, en Tucumán a
      31 de abril de 1814. (Fdo.:) Juan Ramón Roxas".
      En el legajo que transcribimos, se encuentra una autorización firmada
      por el general Ortiz de Ocampo con fecha 28 de octubre de 1810, en la que
      consta que "El Señor Regidor" es el "encargado del acopio de monturas", y
      luego con fecha 26 de octubre de 1812 una orden, firmada por Don Dominga
      García a los Alcaldes Ordinarios de la Hermandad, Comisionados y vecinos
      de las ciudades de Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Catamarca para
      que presten su colaboración a Don Miguel Pérez Padilla, comisionado por
      el General Belgrano para el abasto de carnes.
      Sigue una orden del Teniente Gobernador, Don José Gazcón, concebida
      en los siguientes términos: "Todos los Alcaldes de Partido y Comisionados
      de esta jurisdicción y demás vecinos de ellas prestarán cuantos auxilios
      necesite Don Miguel Pérez Padilla para el cumplimiento de las órdenes que
      tiene del Señor General en Jefe y de este Gobierno para el mejor servicio
      del Estado y abasto del Ejército haciéndolos responsables de cualquier falta
      a la que por demora o negligencia no presten los servicios necesarios al
      expresado Don Miguel en caso de necesitarlos". Vienen luego dos notas escritas de puño y letra del general Don Manuel Belgrano. La primera de
      ellas, con fecha 20 de octubre de lál2, está dirigida al Sr. Dn. Miguel Padilla". La segunda dice así:
      "Por el de V. fecha de hoy quedo impuesto de las noticias que me comunica Ud. acerca de los movimientos de los enemigos. No hay duda que
      ellos procuran buscar todos los auxilios que proporcionan esos lugares cometiendo las mayores tropelías. De los 25 hombres que V. me dice los
      pondrá a caballo, y arma blanca, me parece conveniente se efectúe, y que
      estén éstos para recibir órdenes mías. Dios guarde a Vd. muchos años.
      (Fdo.) M. Belgrano."
      Un certificado lleva la firma del ilustre militar Don José María Paz,
      que en aquel tiempo tenía el grado de Sargento Mayor y Comandante Interino
      del Regimiento de Dragones de la Nación. El texto es el siguiente:
      "Certifico que habiendo sido destinado con mi Regimiento a este convento de Los Lules y siendo encargado por el Exmo. Señor General en Jefe,
      Capitán General de estas Provincias, para proveer de todo lo necesario a
      las tropas a mi cargo, Don Miguel Pérez Padilla, está cumpliendo y ha
      cumplido antes sus atenciones, con un emulable empeño, exactitud y puntualidad no sólo en la provisión de abastos de toda clase, sino también en
      la construcción de galpones y de cuantos útiles han sido precisos a la regular comodidad de los oficiales y tropa, sin que hasta ahora se le haya notado la más mínima omisión, pues me consta por haberlo visto muy de
      cerca que con abandono de sus particulares negocios se contrae a estos
      servicios dando con esto prueba nada equivocada de su patriotismo desinteresado, y digno hijo de América. Todo lo que lo hace acreedor a la consideración de los Jefes Superiores y al reconocimiento y gratitud de todo
      este Regimiento. Y para su satisfacción y sin exigirlo él, le doy éste en
      Los Lules, a 11 de octubre de 1816."
      La importante documentación presentada por Pérez Padilla y el deseo
      expresado por el general Belgrano, tuvieron eco favorable en Buenos Aires, donde se expidió el siguiente decreto:
      "Noviembre 18 de 1816. El Director Supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica: Por cuanto atendiendo a los méritos y distinguidos
      servicios que ha contraído en obsequio de la justa causa de la libertad el
      ciudadano Don Miguel Pérez Padilla, he venido en conferirle los honores
      de Comisario de Guerra. Por tanto ordeno y mando se le guarden y hagan
      guardar las gracias, exenciones, y prerrogativas que por este título le corresponden, por lo cual le hice expedir el presente, firmado de mi mano
      y sellado con el sello de las anuas del Estado y refrendado por mi Secretario de Guerra, del cual se tomará razón en el Tribunal de C u e n t a s . . . "
      " El acento fatal de Federación"
      La última actuación pública que conozcamos de Pérez Padilla data
      del 11 de septiembre de 1821.
      El 29 de agosto anterior había llegado a su fin la "República del
      Tucumán" de Bernabé Aráoz. El Cabildo se dirige a su par de Buenos
      Aires en un mensaje que suscriben Pérez Padilla, Pedro Francisco
      MíHán, José I. González, José Toribio del Corro y Santiago Maciel,
      cuñado de don Miguel.
      El cuadro del país es calificado de "fúnebre", "desolado por el
      furor anárquico de tres o cuatro caudillos tan ignorantes y sin talentos como ambiciosos, orgullosos y despóticos", y continúan: "Artigas,
      Ramírez, Güemes y Aráoz eran los instrumentos que el genio del mal
      levantó contra aquel único medio de la felicidad nacional, ellos pronunciaron el acento fatal de Federación y nuestra Patria fue sumida en
      un océano de desgracias, oscuridad y deshonor". Por último, protestan
      "que nunca más el Pueblo honrado que presido será inundado por la
      lava inmunda del desorden"
      1T
      .
      En sus Memorias, el general Gregorio Aráoz de Lamadrid recuer-
      da su paso por la casa de don Miguel Pérez Padilla en Los Lules. Había
      sido gravemente herido en la batalla de El Tala (27 de octubre de
      1826) y derrotado por las fuerzas de Bustos y Quiroga en el Rincón,
      tras lo cual fue a Bolivia. Deseando dirigirse a Buenos Aires, el gobierno de Tucumán se opuso a prestarle ayuda. Fue así que, tras dejar
      su carga en casa de don Miguel, pasó "una malísima noche en el monte". A la mañana siguiente, el dueño de casa le avisó que no había
      peligro, por lo que dejó su refugio y envió a su asistente a ofrecer en
      venta sus efectos personales en la plaza de Tucumán. Tras darse un
      baño en "la acequia que pasaba por el patio de la casa" recibió al
      facultativo enviado por el gobierno y continuó viaje. Era el mes de
      marzo de 1828. en vísperas de Carnaval
      Labranzas y descendencia
      Don Ernesto E. Padilla nos cuenta
      19
      que su bisabuelo comenzó a
      plantar los primeros surcos de caña morada, rayada, de la India y
      blanca de Castilla para "chupar", de semilla facilitada por el Pbro. José
      Eusebio Colombres, "ciudadano ilustre por su filantropía y patriotismo", como lo llamó el gobernador Salustiano Zavalía.
      Doña Joaquina García falleció —a la edad de 50 años— el 2 de
      abril de 1844, siendo ya "viuda de don Miguel Padilla", como reza la
      pertinente partida que corre al folio 46 del Libro 8 de Defunciones
      de la Catedral de Tucumán. (Referencia que agradezco a Jorge Corominas, así como los que siguen).
      Los hijos del matrimonio constituido por don Miguel Pérez Padilla
      y doña Joaquina García Cárdenas y Carrasco fueron:
      1) Ricarda, c. c. José Ruiz;
      2) Miguel Manuel, que sigue;
      3) Ángel, c. en Buenos Aires el 17-8-1835 (La Merced, Libro 8,
      folio 86v) con Mercedes Posadas y Castro, hija de Gervasio Antonio
      de Posadas, Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y
      de María Antonia de Castro y Careaga. Don Ángel fue diputado a la
      Legislatura de Tucumán. Fueron padres de Ángel, fallecido en la infancia.
      4) Benjamina, c. c. Sixto Cerda Salinas;
      5) Tiburcio, c. en Buenos Aires el 11-9-1838 con Josefa Paz Arrieta, hija de Benito Paz Goncebat y de Juana Arrieta, sin descendencia;
      6) María de los Angeles, que casó con Juan Santiago Warcalde.
      Este era natural de Montevideo, comandó la artillería en la batalla de
      las Piedras, fue oficial del ejército de Belgrano y murió, tras importante actuación, en Buenos Aires el 29 de julio de 1836. Su hijo único,
      Luis Warcalde, fue médico y diputado nacional. En el departamento
      Capital, de la provincia de Córdoba, "Villa Warcalde" evoca su nombre.
      De su matrimonio con Rita Díaz Allende nacieron: a) Rita, c. c. José
      del Viso; b) Angela, c. c. Rufino Várela Ortiz; c) María Luisa, c. c.
      Luis Revol; d) Emilia, c. c. Pío Díaz Valdez; e) Delia, c. c. Juan
      B. González, todos con descendencia
      18
      ;
      7) Fortunata, soltera;
      8) Claudia, soltera, fallecida el 21-6-1884;
      9) Claudio, fallecido el 27-4-1845.
    ID Persona I29802  geneaordonez
    Última Modificación 27 Feb 2017 

    Padre Manuel Pérez Padilla,   n. 1748, Cabrejas del Pinar, Soria,España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 1825, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 77 años) 
    Madre María Rosa Pariente y Argañaraz,   n. 1749   f. 06 Nov 1797 (Edad 48 años) 
    Matrimonio 09 Oct 1772 
    ID Familia F9435  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia Joaquina García Cárdenas Carrasco,   n. 1794   f. 02 Abr 1844, Tucumán,Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 50 años) 
    Matrimonio 29 Nov 1801 
    Hijos 
     1. Miguel Manuel Padilla y García de Cárdenas
     2. Angel Josef Perez Padilla y García de Cárdenas,   n. 16 Jun 1806, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. Sí, fecha desconocida
     3. Ricarda Padilla y García de Cárdenas,   n. 1807, Tucumán,Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. Sí, fecha desconocida
     4. Tiburcio Padilla y García de Cárdenas
     5. María de Los Ángeles Padilla y García de Cárdenas,   n. 05 Jul 1804, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 17 Jul 1876, Cordoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 72 años)
     6. Fortunata Padilla y García de Cárdenas
     7. Claudia Padilla y García de Cárdenas,   n. 07 Dic 1813, Monteros, Tucumán,Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 21 Jun 1884 (Edad 70 años)
     8. Claudio Padilla y García de Cárdenas,   n. 07 Dic 1813, Monteros, Tucumán,Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 27 Abr 1845 (Edad 31 años)
     9. Benjamina Padilla y García de Cárdenas
    ID Familia F9414  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 27 Feb 2017 

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    Enlace a Google MapsNacimiento - 28 Sep 1775 - Tucumán,Argentina Enlace a Google Earth
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Última actualización Jose Luis Ordonez