Íñigo López de Orozco, Primer señor de Escamilla y Cogolludo, era una personalidad importante reinando Alfonso XI y Pedro I que participó con relieve en la batalla del Rio Salado en 1340, llevo una parte del botín como embajador real al Papa de Avignon, se encargó de la artillería (era "señor de los trabucos") en el sitio de Algeciras en 1344 y poseyó casa en Guadalajara y las villas de Cogolludo y Torija. Fue padre de Juana y de su homónimo Íñigo López de Orozco, segundo señor de Escamilla y poderoso señor en la Alcarria, que sería asesinado alevosamente por Pedro I tras Nájera (1367).