Notas |
- Se trata de Pedro de Mutiloa y Garro, canónigo racionero de la catedral cuzqueña, edificio que estuvo en construcción, desde 1560, durante más de cien años.
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‘Hablando basquençe’ De un tercer amigo íntimo, difunto a causa de “dolor de costado” o de “vena que se le quebró dentro del cuerpo” como a Sotes, también da cumplida cuenta. Se trata de Pedro de Mutiloa y Garro, canónigo racionero de la catedral cuzqueña, edificio que estuvo en construcción, desde 1560, durante más de cien años. Mutiloa era hijo de los señores del palacio de Subiza (cendea de Galar) y se registra de pasajero en 1601 junto, al menos, dos acompañantes navarros: Miguel de Zeruco, natural de Puente la Reina, y Pedro de Oteiza, de Esquiroz (cendea de Galar). Con Mutiloa estuvo Abaurrea el día en que murió “y siempre ablando basquençe y de la manera que auía de azer su testamento por la mañana y todo esto porque no quería que cierta persona que estaba delante lo entendiera”. Aun siendo muy escasos y no siempre con un interés precisamente de preservar el idioma, como vemos, hay otros testimonios del uso hablado del euskera entre los navarros en Indias, que de paso señalan la extensión que tenía el idioma vasco en Navarra en aquellos siglos. Asimismo quedan restos escritos de algunas palabras o términos sueltos como un apodo, bizar gorria Echarricoa (el barbarroja de Etxarri, valle de Larraun), un saludo como agur o un topónimo como Sisur Nagusia (Zizur Mayor). Sí que hay un claro interés y preocupación por mantener o recuperar la lengua en el caso de Martín de Artadia, del valle de Bertizarana, quien escribe en 1652 desde Veracruz (México) a su hermana, que quisiera enviar a su hijo Miguel, niño aún, “para que se críe al abrigo y amparo de vm. y aprienda las costumbres de por allá y sepa hablar basquence”.
Referencia: https://blogs.deia.eus/historiasvascas/category/historias-de-los-vascos/page/19/
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