Enrique I de Portugal, apodado el Piadoso y el Casto, y también llamado Enrique el cardenal (Lisboa, 31 de enero de 1512 - Almeirim, 31 de enero de 1580), regente (1557 - 1568) y luego rey de Portugal entre 1578 y 1580.
Enrique era hijo de Manuel I el Afortunado y de la infanta María de Aragón y Castilla y el hermano menor del rey Juan III de Portugal y, como hijo pequeño, no se esperaba que llegara nunca al trono portugués. Ya de joven, Enrique tomó las órdenes sagradas para promocionar las relaciones entre Portugal y la Iglesia Católica, dominadas en ese momento por España. Subió con rapidez entre la jerarquía eclesiástica, convirtiéndose en el arzobispo de Braga a los 22 años, de Evora y
Lisboa, y Gran Inquisidor antes de recibir el birrete cardenalicio. Enrique decidió llevar a los jesuitas a Portugal y utilizarlos en el imperio colonial.
Actuó como regente de su sobrino-nieto Sebastián I y le sucedió como rey el 28 de agosto de 1578 tras desaparecer Sebastián en la batalla de Alcazarquivir. Enrique intentó renunciar a sus votos eclesiásticos con el fin de encontrar una esposa y asegurarse la continuación de la dinastía, pero el Papa Gregorio XIII, aliado de los Habsburgo, no le dispensó de los votos.