Se presentó como ganadero en Pamplona en una novillada picada celebrada el 6 de junio de 1965. Después, entre 1966 y 1980, consiguió lidiar once corridas en San Fermín, compitió con las ganaderías de mayor prestigio y consiguió cuatro premios de la Feria del Toro.
Y además de ganadero, fue empresario taurino. Gestionó las plazas de Ejea, Arnedo y Calahorra, y en Navarra, durante muchos años, fue empresario de Estella, Tafalla y Olite, y también en Tudela organizó dos ferias. Pero la más importante fue la plaza de Pamplona que arrendó en 1960, la mantuvo a lo largo de unas 15 temporadas muy intensas, y esporádicamente aún volvió a dar algunas funciones años después. Eso sí, siempre fuera de San Fermín; organizó muchos festejos en primavera, tantos que se llegó hablar del abono chico y, por ello, a su creador se le conoció como el empresario chico.